El movimiento retrógrado de los planetas del Sistema Solar

Mucho se escucha en las redes sociales que este año es especial pues tendremos a un “Mercurio retrógrado” cuatro veces. Dicha afirmación llama la atención pues de inmediato nos vienen a la mente preguntas de todo tipo: desde ¿por qué este fenómeno puede ser importante para mí? hasta ¿qué es eso de “Mercurio retrógrado”? Sin menospreciar los conocimientos astrológicos de las culturas más antiguas que conocemos, la realidad es que las mejores explicaciones que podemos encontrar sobre este tipo de fenómenos vienen de la rama de la ciencia que conocemos hoy en día como astrofísica.

El concepto de movimiento retrógrado de un cuerpo celeste se origina de la antigua idea Platónica de que la Tierra era el centro del Universo y de que todos los demás cuerpos celestes giraban en torno a ella. Lo que el hombre antiguo era capaz de observar era que la mayoría de las estrellas se encontraban adosadas a una superficie esférica que rotaba de forma uniforme, constante, en un movimiento circular alrededor de la Tierra a lo largo del año (ver fig. 1), lo que daba lugar a la transición entre las distintas constelaciones zodiacales. Sin embargo, notaron que, de esas estrellas, cinco se movían de forma extraña pues no conservaban sus posiciones en las constelaciones del zodiaco, de la misma manera en que la Luna y el Sol tampoco lo hacían. No seguían el mismo camino o trayectoria que el resto de los cuerpos celestes de la esfera [1, 2]; retrocedían y luego volvían a “continuar su camino”. A estos objetos los llamaron πλανάω (planáō) [3] en griego o “planeta”, cuyo origen etimológico quiere decir “errante”; los antiguos romanos los identificaron como sus dioses: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno [2]. Al movimiento que hacían a través de las constelaciones, de oeste a este, se le llamó movimiento directo y al que hacían de este a oeste, movimiento retrógrado.

Figura 1. Ilustración de la posición de la esfera celeste con respecto a la Tierra.

Si bien históricamente la explicación de este fenómeno constituyó un verdadero rompecabezas, en la actualidad se conoce muy bien el motivo por el cual un objeto astronómico puede describir este tipo de trayectoria, tal como sucede con los planetas. Para poder entenderlo mejor, empecemos por definir algunos conceptos útiles.

Primero, tengamos presente que existen dos tipos de movimientos: la rotación y la traslación de los planetas. El movimiento de rotación es ese giro que cada uno realiza sobre su propio eje y lo que da lugar a una medida de tiempo que llamamos “día”. El movimiento de traslación, por su parte, es el que el planeta realiza en torno al Sol siguiendo su propia trayectoria, llamada órbita, y que da lugar a la medida de tiempo que llamamos “año” (ver fig. 2).

Figura 2. Movimientos de rotación y de traslación de un planeta en torno al Sol. Visto “desde arriba”, un planeta tiene una rotación o una traslación prógrada real si su movimiento es en sentido anti horario. Si alguno de sus movimientos, ya sea el de rotación o el de traslación, es en sentido horario, se llama movimiento retrógrado real.

En astrofísica se definen dos tipos de movimientos retrógrados: los aparentes y los reales. El movimiento retrógrado aparente es aquel en el cual un cuerpo celeste, como un planeta, muestra un cambio en la dirección de su movimiento con respecto al de las estrellas del fondo de nuestro cielo. Estas últimas incluyen a las constelaciones zodiacales; siempre siguen la trayectoria indicada por la Esfera Celeste de los antiguos griegos y no cambian su dirección de movimiento. Por otro lado, tenemos al movimiento retrógrado real. Si pudiéramos observar al Sistema Solar “desde arriba”, veríamos que la Tierra gira en torno al Sol en sentido inverso al de las manecillas del reloj. Definimos a ésta dirección del movimiento de traslación como prógrado (o directo). En nuestro Sistema Solar ningún planeta presenta movimientos de traslación retrógrados o en dirección de las manecillas del reloj. La mayoría de los satélites naturales tienen traslación y rotación prógrada. Venus y Urano son los únicos planetas del Sistema Solar que presentan una rotación retrógrada (sobre su propio eje) [1].

Ahora, la astrofísica ha catalogado a los planetas de nuestro sistema planetario solar como planetas interiores o planetas exteriores; a veces se les llama planetas inferiores o superiores. Esta clasificación sirve para distinguir a los planetas que tienen órbitas más pequeñas que la de la Tierra, como lo son Mercurio y Venus, de los que tienen órbitas mayores, como lo son Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Así, los planetas interiores o inferiores son los que tienen órbitas mas pequeñas que la Tierra y los exteriores o superiores, aquellos con órbitas mayores. Todos los planetas del Sistema Solar exhiben movimientos retrógrados aparentes en nuestro cielo.

Vamos a suponer un Sistema Solar con órbitas circulares para simplificar el diagrama (ver fig. 3). Cuando un planeta interior se encuentra exactamente sobre la línea imaginaria que une al Sol con la Tierra, quedando en el medio de ambos, se llama conjunción inferior. Si el planeta interior se encuentra exactamente del otro lado del Sol, sobre la misma línea que traza éste con la Tierra, se llama conjunción superior. En el caso de los planetas exteriores, cuando la Tierra se encuentra entre alguno de éstos y el Sol, se denomina oposición; cuando es el Sol el que se encuentra entre el planeta exterior y la Tierra se llama conjunción.

Figura 3. El círculo menor del diagrama representa la órbita de un planeta interior o inferior (Mercurio o Venus) respecto a la Tierra; el círculo mayor representa la órbita de algún planeta exterior o superior (Marte, Júpiter, Saturno, Urano o Neptuno). Los puntos marcados en el diagrama corresponden a las posiciones orbitales donde ocurren el mayor acercamiento o el máximo alejamiento entre un planeta y la Tierra.

En este punto es necesario decir que, cuanto más cerca se encuentre un planeta del Sol, la velocidad promedio con la que recorre su órbita, es decir, su velocidad de traslación, es mayor. Entonces, la velocidad promedio de traslación de Mercurio es mayor que la de Venus; la de Venus, mayor que la de la Tierra y así sucesivamente. El planeta más alejado del Sol, que es Neptuno, presenta la menor velocidad de todos. Este hecho se conoce como la Tercera Ley de Kepler (ver video 1).

Exploremos pues el caso de Mercurio. Al tener una velocidad de traslación mayor que la de la Tierra, será éste quien se le “acerque” y se le “aleje” en repetidas ocasiones mientras nuestro planeta completa una vuelta en torno al Sol. Mercurio tarda un tiempo equivalente a casi 88 días terrestres (exactamente 87.97 días [1, 4]) en recorrer su órbita. Esto quiere decir que, en el transcurso de 365 días, o un año terrestre (exactamente 365.2422 días [2]), Mercurio se aproximará a nuestro planeta más o menos 4.15 veces. Es por esto que en un año civil, que da inicio en el mes de enero y finaliza en diciembre, es posible que, si se inicia el año con un movimiento retrógrado aparente de Mercurio, también se termine con uno y que se observe un total de 4 a lo largo del mismo.

Cuando el primer planeta desde el Sol se encuentra en la parte más cercana a la Tierra, es decir, en las proximidades de la conjunción inferior, lo vemos pasar en el cielo y moverse, desde el punto de vista de la fig. 4, de este a oeste (movimiento retrógrado). Después, lo veremos cambiar de dirección con referencia a nuestra posición; es decir, que se moverá de oeste a este (movimiento directo o prógrado).

Figura 4. Se muestra el sentido del movimiento de Mercurio cuando se encuentra en el punto más cercano y en el más lejano con respecto a la Tierra.

La figura 5 es una proyección de los movimientos combinados de Mercurio y la Tierra sobre la Esfera Celeste, mostrando las diferentes direcciones y los cambios que veríamos en el cielo. Cuando se va acercando (de los puntos 1 al 3), Mercurio se mueve de oeste a este. Seguido, cambiará de dirección moviéndose de este a oeste (puntos 3 al 5) cuando se encuentra en las inmediaciones del punto de la conjunción inferior (punto 4). Finalmente, volverá a moverse de oeste a este (puntos 5 al 7). Con esto podemos ver que, alrededor del punto en el cual la Tierra se encuentra más cercana a Mercurio (conjunción inferior), es donde se observará el movimiento retrógrado.

Figura 5. Proyección de los movimientos conjuntos de Mercurio y la Tierra sobre las estrellas de fondo de la esfera celeste. El movimiento visto desde nuestro planeta presenta un cambio de dirección. En los puntos que van del 1 al 3 se observa a Mercurio moviéndose de oeste a este. Del 3 al 5 cambia de dirección y se mueve de este a oeste. Finalmente, del 5 al 7 se mueve de oeste a este.

Lo mismo sucedería con Marte, pero en este caso, será la Tierra quien hará las aproximaciones. Marte tarda casi 687 días en recorrer su órbita completa (exactamente 1.8809 años [1, 5]); casi dos años terrestres. Esto significa que pueden pasar casi dos años entre dos acercamientos consecutivos con Marte y es la razón por la cual, si en un año se presenta un movimiento retrógrado aparente de este planeta, al siguiente no se presentará. La figura 6 muestra que cuando la Tierra se va acercando a Marte, éste aparenta moverse de oeste a este (puntos 1 al 3). Luego, se ve un cambio en la dirección, por lo que Marte empezará a moverse de este a oeste (puntos 3 al 5) cuando se encuentra en las proximidades del punto de la oposición (punto 4). Finalmente vuelve a cambiar de dirección, moviéndose de oeste a este (puntos 5 al 7). De igual forma que con Mercurio, cuando la Tierra se encuentra en las inmediaciones del punto más cercano a Marte (oposición), será cuando el movimiento del planeta rojo se apreciará como un movimiento retrógrado en nuestro cielo.

Figura 6. Proyección de los movimientos conjuntos de la Tierra  y Marte sobre las estrellas de fondo de la esfera celeste. El movimiento visto desde nuestro planeta exhibe un cambio dirección. En los puntos que van del 1 al 3 se observa a Marte moviéndose de oeste a este. Del 3 al 5 cambia de dirección y se mueve de este a oeste. Finalmente, del 5 al 7 se mueve de oeste a este.

Finalmente, la razón por la que vemos que un planeta describe una trayectoria retrógrada en nuestro cielo, es por la manera en que éste se mueve respecto a la Tierra. Así, podemos ver que tanto los planetas interiores como los exteriores presentan movimientos aparentes en el cielo. Si nos diéramos a la tarea de salir cada sábado a la misma hora para registrar la posición que tiene Mercurio en nuestro cielo durante un año, veríamos que, efectivamente, presenta este movimiento retrógrado varias veces al año; de 3 a 4 veces. Para el caso de los exteriores, la observación llevaría más de un año, como con Marte; aproximadamente una vez cada dos años. Recordemos, los movimientos retrógrados de los planetas sólo pueden observarse cuando éstos se encuentran próximos al punto más cercano con la Tierra, para los planetas interiores es la conjunción inferior y para los exteriores, la oposición (ver video 2).

Si llegó al final del artículo y confiando en que la explicación haya sido suficientemente clara, ahora está en condiciones de entender mejor las referencias al movimiento retrógrado de los planetas. Como puede ver, su origen es perfectamente explicable y no implica, hasta donde sabemos, ninguna influencia sobre las actividades humanas.

Como siempre, invito al lector a seguirse informando, a seguir investigando por su cuenta y a compartir su aprendizaje con otros.

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Bibliografía

[1] Carroll, Bradley W. & Ostile, Dale A., 1996, An Introduction to Modern Astrophysics, Ed. Addison Wesley Longman.

[2] Bakulin, P.I., Kononóvich, E.V., Moroz, V.I., 1987, Curso de Astronomía General, Ed. Mir.

[3] https://en.wiktionary.org/wiki/πλανήτης

[4] https://es.wikipedia.org/wiki/Mercurio_(planeta)

[5] https://es.wikipedia.org/wiki/Marte_(planeta)

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Un comentario en «El movimiento retrógrado de los planetas del Sistema Solar»

  1. Qué interesante. Me pregunto entonces por qué la luna llena influye en el comportamiento de la gente e incluso en animales; o por qué parece haber reacciones en los humanos o animales según por lo que le pasa a los astros y sus movimientos. Digo, no está peleado con lo que la ciencia nos enseña, pero aún con todo eso, quizá hay algo más, y es tal la interconexion entre todas las cosas del cosmos, que de alguna manera, aunque no sea mentira lo que dices, sí nos afecten los movimientos astrales. Tengo una amiga que se rapa la cabeza cada luna llena y se transforma, incluso ve a los nahuales dentro de las personas. No lo sé. Sólo digo que quizá hay algo más de todo lo que la ciencia explica………

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