Comentarios respecto de la Iniciativa del Ejecutivo Federal sobre la Ley de la Industria Eléctrica

La rectoría del Estado es una conquista del pueblo de México, plasmada en nuestra constitución; en consecuencia, la iniciativa de ley sobre materia eléctrica que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, remitió al Congreso de la Unión, tiene el propósito de asegurar que no haya incrementos desmedidos en el precio de la energía eléctrica, en concordancia con las reiteradas políticas de la Cuarta Transformación de proteger la economía de las familias y, en particular, de las que menos tienen, al garantizar la continuidad del suministro eléctrico de calidad y al salvaguardar la seguridad energética del país.

Garantizar la soberanía energética es vital para el desarrollo de cualquier país. Debido a ello, las políticas neoliberales, las cuales suelen trabajar por el desmantelamiento paulatino de los estados, se enfocan en el debilitamiento de la industria energética de las naciones.

El entramado legal vigente, edificado a conveniencia durante el régimen neoliberal, impuso a la Comisión Federal de Electricidad la obligación de otorgar injustificados subsidios a las empresas privadas, principalmente a las extranjeras. La iniciativa de nuestro presidente propone terminar con ellos puesto que sangran a la empresa del Estado y al presupuesto público, lo que a su vez permitirá evitar alzas repentinas en el precio de tan vital insumo. No obstante, desde la oposición, los paladines de la libre competencia pugnan porque continúen tan abusivos subsidios. No les importa el daño que causan a la Comisión Federal de Electricidad, al erario ni al ingreso de nuestro pueblo.

La iniciativa del presidente pone en primerísimo lugar a las energías limpias, en particular a las hidroeléctricas que, como sabemos, son plenamente sustentables pues reducen el impacto sobre el medio ambiente, sin excluir a otras fuentes generadoras de energía que aporta la empresa privada.

Los opositores, nuevos conversos a las energías limpias, exigen que a las empresas que ellos representan, se les compre, en primer lugar, la energía que generan (recordemos que Felipe Calderón se integró al Consejo de Iberdrola, empresa de España). Esa oposición añora y defiende tiempos pasados en los que, quienes se hacían llamar representantes populares, conformaban una camarilla al servicio de los intereses privados, principalmente extranjeros.

Pero quienes somos parte de la cuarta transformación, tenemos claro que nuestra obligación es servir al pueblo de México y laboramos en el Poder Legislativo en favor de la soberanía nacional.

La hipocresía, la rapiña, la mentira y la defensa a ultranza de los privilegios que predominaban desde el poder y que algunos siguen enarbolando desde la oposición en el congreso, han quedado en el pasado; seguiremos luchando para que esos tiempos no vuelvan y si regresan, que sea lo que se robaron.

Senadora
Gloria Sánchez Hernández

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