Sobre la “verdad”, Venezuela y otros mitos – Parte I
¿Y cuál es la verdad?
La respuesta es escurridiza. Evade; de algún modo sabe resistir la mirada aguda de la mente crítica. En principio, hemos de ser honestos y reconocer que no lo sabemos. ¿Será que la verdad es aquella que concuerda con nuestras creencias o de algún modo podría ser la que da fe de los eventos independientes de nuestra ideología?
En el acontecer cotidiano, se trata de un concepto relativo. Depende de cada persona y del conjunto de creencias que las sociedades aceptan como válido. Ello sugiere que tendemos a tomar como verdad lo que está en directa afinidad con los conceptos que tenemos de la realidad. Así, por ejemplo, si en nuestra concepción sobre el colesterol está la premisa de que daña la salud, la afirmación “comer alimentos ricos en colesterol incrementa el riesgo de accidente cardiovascular” nos parecerá una verdad incuestionable. Sin embargo, ¿cómo podríamos asegurar que la acción de comer alimentos que contienen colesterol está relacionada con el riesgo de accidente cardiovascular? Si lo reflexiona un momento, verá que nuestro sistema de creencias es insuficiente para probar la validez de la afirmación; no obstante, nos sentimos cómodos con ella porque se trata de una noción socialmente aceptada. En otras palabras, también asumimos como verdadero lo que la mayoría de una sociedad o grupo social acepta como tal. Después de todo, pensamos, sería muy difícil que esa mayoría pudiera estar en un error.
En este escenario, nuestra posición frente a la búsqueda de la verdad es en extremo desventajosa. Sobre todo porque hemos renunciado voluntariamente a nuestro intelecto, convirtiéndonos en sujetos que se limitan a aceptar lo que otros, habitualmente gente a la que hemos conferido un alto nivel de autoridad, deciden que debemos creer; confiamos ciegamente en que ellos, los “expertos”, sin duda revelarán cuál es la verdad (note que nos asumimos como seres incapaces de encontrarla por nosotros mismos). Y es justamente este aspecto el que revela otro atributo de la verdad moderna. Además de ser relativa, tiene la propiedad de ser inducible o modificable a conveniencia de quien lo necesite. Lo que es mentira, artificialmente puede convertirse en verdad y viceversa.
La base de tal manipulación es simple. El primer paso consiste en modificar los conceptos que tienen los individuos sobre la realidad. Para ello, con ayuda de los medios masivos de información o de entretenimiento, se procede a la repetición frenética de frases cortas compuestas de un contenido tajante y altamente emocional (no se acompañan de ninguna argumentación, ni mucho menos de evidencia que las sustente). Tras un tiempo, terminan por penetrar la mente de los individuos, consumando así el primer paso del proceso de manipulación. El segundo viene solo. Una vez que las personas han sido inoculadas con el nuevo concepto, comienza su propagación en todos los estratos sociales, hasta que la sociedad como conjunto termina por incorporarlo a su sistema de valores y creencias. Finalmente, se ha producido una nueva verdad que no necesita de demostración para ser aceptada.
Para ilustrar lo expuesto, preste atención a las siguientes frases, intentando relacionarlas con el contexto político actual y la visión que prevalece sobre los sistemas socialistas:
Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad
(atribuída a Joseph Goebbels, Jefe de propaganda del Partido Nazi y del Tercer Reich)
Comunismo significa barbarismo
(James Russell Lowell, diplomático norteamericano)
El vicio inherente al capitalismo es el reparto desigual de la riqueza; la virtud inherente al socialismo es el reparto equitativo de la miseria
(Winston Churchill, ex primer ministro del Reino Unido)
El comunismo posee un lenguaje que cualquiera puede entender. Sus elementos son hambre, envidia, muerte
(Heinrich Heine – Ensayista alemán)
El capitalismo es libertad, el socialismo hambre
(título de El Nacional, Noviembre de 2017)
Cuba y Venezuela, la cruenta verdad del socialismo
(título de El Nacional, diciembre de 2017)
Hugo Chávez, el dictador
(dicho popular)
Fidel Castro es un dictador
(dicho popular)
En Venezuela se vive una dictadura
(dicho popular)
En Venezuela hay hambre
(dicho popular)
No vamos a permitir que AMLO convierta a México en Venezuela
(dicho priista)
Es un peligro para México
(Antonio Sola, consultor español)
El conjunto integrado por la mayoría de estas frases constituye poco menos que un instrumento propagandístico que ha logrado penetrar la estructura social de una gran parte de los países del mundo, desde comienzos del siglo XX hasta la época moderna, generando una versión adversa de los sistemas económicos contrarios al capitalismo. No es casualidad, por tanto, que hoy en día muchos ciudadanos reaccionen con temor ante el posible ascenso de un gobierno socialista sin realmente comprender las causas de su inquietud. Observe que más allá del poder emotivo que cada frase posee, no son capaces de resistir el análisis crítico, sobre todo si éste se realiza mediante una sucesión simple de preguntas o desarrollando su contenido hasta encontrar el absurdo que implican. Por ejemplo: si el comunismo significara barbarismo, los productos que de él se derivaran deberían poderse describir de la misma forma: como bárbaros. Luego, personajes como Serguéi Korolev (cabeza del programa espacial soviético y responsable de la puesta en órbita del primer satélite artificial de la humanidad, del primer ser vivo, del primer ser humano, de la primera caminata espacial, entre otras) o como Nadia Comaneci (gimnasta excepcional ganadora de nueve medallas olímpicas, representante insignia de la escuela soviética de gimnasia olímpica) serían, sin duda alguna, bárbaros también. ¿Tiene esto sentido? Evidentemente no. Se trata de un postulado absurdo. La realidad es que los sistemas socialistas y comunistas han brindado al mundo arte, ciencia, cultura y deporte extraordinarios. U otro: si los elementos del lenguaje comunista son el hambre, la envidia y la muerte, ¿qué son para el capitalismo las guerras, la miseria generalizada, la degradación del ser humano y la destrucción de los ecosistemas?, ¿acaso en los sistemas capitalistas no hay hambre, envidia o muerte? Entonces, todo indica que el lenguaje atribuido al comunismo es una caracterización errónea pues no permite identificar sus elementos distintivos sin caer en confusión con el propio capitalismo. Además, en los sistemas comunistas sin duda la gente come, vive y ama. Y uno más: Si el gobierno de Venezuela fuera una dictadura en toda la extensión de la definición, no sería posible encontrar voces opositoras en los puestos de poder, ya que en un sistema absolutista, éste recae exclusivamente en el líder supremo o en el partido gobernante. No obstante, en las elecciones de octubre de 2017, en las que se eligieron las gubernaturas del país, 6 estados quedaron bajo el control de la oposición. Asimismo, en las elecciones legislativas de diciembre de 2015, la oposición obtuvo 112 diputados de un total de 167. Además, la frase ignora deliberadamente el hecho de que la mayoría de los venezolanos eligieron a Nicolás Maduro por un mecanismo democrático sustentado en el voto directo. La mera existencia de estos procesos políticos hace imposible, simplemente por contradecir la definición de dictadura, que en ese país pudiera existir algo de semejante naturaleza, ni siquiera en una forma disfrazada a la manera en que ocurrió en México con el PRI durante 70 años. Ahora bien, las posibles deficiencias del sistema electoral no han impedido que la oposición ocupe puestos de poder ni tampoco son exclusivas de un estado dictatorial, de modo que no pueden usarse como evidencia para justificar el postulado de la existencia de un sistema totalitario.
Tras un ejercicio como este, debe ser claro que la actitud ante las frases contundentes y con un alto contenido emotivo, debe ser de extrema cautela y de gran sentido crítico, ya que son un claro indicador de que estamos por sufrir una manipulación a nivel cerebral que busca modificar nuestros conceptos sobre la realidad (o crear nuevos), siempre para satisfacer los intereses de un tercero. Este hecho sólo puede entenderse en el contexto de un mundo caracterizado por la presencia de una visión unidimensional de la realidad, así como por una intolerancia exacerbada e irracional hacia las formas de pensamiento que difieren de la corriente principal de creencias. Hay que saber, pues, que la realidad aceptada como verdadera no es otra que la que defiende e impone la potencia imperial dominante: los Estados Unidos de Norteamérica. No es casualidad que existan innegables tendencias ideológicas alineadas con pensamientos absolutistas. Cadenas de noticias como la BBC, ABC, NBC, CNN, entre otras, expresan siempre el mismo punto de vista; inamovible, único, absoluto, sin matices ni dudas. Y es que la visión que difunden siempre es favorable a la del imperio norteamericano y completamente hostil a todo lo que difiere de él. Siendo así, no debe sorprender que todo lo que plantee una verdad alternativa sea atacado, difamado y vilipendiado, hasta lograr que su contenido liberador se convierta en mentira.
Mas hay esperanza. Es posible trascender el concepto de verdad relativa de modo que no recaiga en las creencias de los individuos o de la sociedad. Desde este punto de vista, la verdad puede conocerse porque se parte de la existencia de una realidad objetiva a la que se puede acceder mediante herramientas de análisis que todos podemos aprender. Haciéndonos con ellas, adquirimos el poder de cuestionar las frases y los postulados propios del entorno cotidiano a fin de encontrar sus elementos contradictorios y manipuladores.
En principio, toda declaración que efectúe un medio de información o un personaje, debería estar respaldada mediante enunciados o frases que la sustentaran; es decir, mediante un argumento. No obstante, a menudo los enunciados que se utilizan no sirven como base para sustentar lo que se afirma. Se trata más bien de engaños propios de la retórica que reciben el nombre de falacias. De hecho, son tan comunes que los estudiosos del tema las han definido para que podamos cuidarnos de ellas. Su conocimiento será nuestra principal herramienta de análisis. Cada vez que las detecte en una argumentación, sabrá con seguridad que quien las pronuncia le está engañando. He aquí algunas falacias:
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Contra el hombre: En lugar de centrarse en los argumentos, se ataca a quien los presenta. Ejemplo 1: A juzgar por la manera de hablar del candidato AMLO, seguro sería un muy mal presidente. Ejemplo 2: Es evidente que un camionero como Nicolás Maduro jamás podría gobernar exitosamente el país. Comentario: En ambos casos, se ataca al individuo evitando con ello el profundizar sobre sus estrategias de gobierno, aspecto en el que debería enfocarse la discusión.
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Argumento de autoridad: Para sustentar una declaración, se parte de la opinión de alguien que es considerado un experto o poseedor de una importancia especial (una autoridad). Ejemplo 1: El gobierno de los Estados Unidos dice que en Venezuela hay una grave crisis humanitaria; no así en México. Por lo tanto, es verdad. Ejemplo 2: Un estudio de la universidad X indica que la situación en Venezuela es insostenible. Luego, es verdad. Comentario: En el primer caso, puesto que se trata de una autoridad política (el gobierno norteamericano), se evade la responsabilidad de exigir la evidencia verificable (estudios sociológicos, estudios geopolíticos, análisis estadísticos con metodologías claras y científicamente sólidas) que sustente que hay una crisis humanitaria en Venezuela y que no la hay en México. En el segundo, se apela a que una universidad es una institución encargada de generar conocimiento (es una autoridad en el campo del saber), por lo tanto, lo que provenga de ella debe ser correcto (verdad) sin necesidad de presentar la evidencia o sin que ésta deba revisarse cuidadosamente. No obstante, esto es un error. Cualquier individuo o institución está obligado a sustentar cualquier afirmación categórica como la ejemplificada mediante estudios realizados con metodologías científicas verificables. Ello implica que, aun cuando se aporte un estudio como evidencia, no puede ser aceptado como válido de antemano (presentarlo cubre sólo la primera parte camino en la búsqueda de la verdad); es indispensable confirmar que la metodología empleada en su realización sea científicamente correcta. En este sentido, conviene tener presente que la mayoría de los estudios presentados como pruebas, especialmente aquellos que utilizan herramientas estadísticas para fundamentar sus conclusiones, no cumplen con el rigor metodológico requerido para ser considerados como válidos. Por ello, hay que tratarlos con especial cuidado.
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Argumento de consecuencias adversas: Una afirmación se asume como verdadera porque de presentarse lo opuesto, entonces las consecuencias serían negativas o adversas. Por ejemplo: AMLO no debe ser presidente de la república porque si lo fuera, convertiría a México en otra Venezuela (“que está en una situación económica terrible”). O bien: La izquierda no debe gobernar México, porque si lo hiciera, nos convertiría en un estado socialista (“y el socialismo es malo pues genera hambre y pobreza”). Comentario: En ninguno de los casos se demuestra (es decir, no se proporcionan estudios, datos, estadísticas u otros documentos con metodologías científicas verificables) que la situación planteada como adversa sea efectivamente verdadera. Note que tampoco se prueba la existencia de una relación entre el sujeto del que se habla y la situación adversa que supuestamente generaría.
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Llamada a la ignorancia: Se sostiene la verdad de una afirmación partiendo de que no existe prueba de lo contrario. Ejemplo 1: AMLO es honesto porque nadie ha demostrado que sea corrupto. Ejemplo 2: AMLO es corrupto porque no existen pruebas de que sea un político honesto. Ejemplo 3: No tenemos evidencia de que en Venezuela se respeten los derechos humanos. Por lo tanto, es un país que los viola. Ejemplo 4: No tenemos evidencia de que los alimentos transgénicos sean dañinos para la salud. Luego, son aptos para el consumo humano. Comentario: En los cuatro casos, la afirmación se sostiene en función de lo que no se sabe o se desconoce. Sin embargo, siempre se debe demostrar (aportar la evidencia probatoria; por ejemplo, estudios científicos efectuados con metodologías verificables) lo que se afirma. La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia.
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Argumento especial: Se produce cuando en una declaración, sin presentar evidencia alguna, se dice o se insinúa que el contrincante no puede comprender o dominar las sutilezas del tema que se discute. Ejemplo 1: México debe ser gobernado por el PRI, ya que sólo este partido puede hacerlo bien. Ejemplo 2: Maduro debe renunciar y debe hacerlo ya porque él no sabe cómo gobernar este país. Ejemplo 3: Deberías informarte antes de discutir conmigo. Comentario: En los dos primeros casos, no se aportan las pruebas por las cuáles el rival estaría impedido para dominar la situación. Tampoco las evidencias por las cuales quien hace la declaración estaría facultado para hacerlo. En el tercero, la declaración sugiere que el interlocutor no está capacitado para comprender la complejidad del tema, lo que provoca de facto la finalización del intercambio de argumentos. Constituye una ruta de escape.
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Selección de la observación: Sucede cuando en la declaración se destacan las virtudes de algo, ignorando o minimizando sus vicios o viceversa. Ejemplo 1: El capitalismo trae riqueza, estabilidad y prosperidad a los pueblos. Comentario: ¿Pero qué ocurre con los países capitalistas hundidos en la pobreza? Ejemplo 2: En Venezuela todo se ha hecho mal; la pobreza ha aumentado, el hambre y la violencia. Comentario: ¿Y qué pasa con las personas que han obtenido vivienda propia gracias a las misiones sociales? ¿Por qué se ignoran los logros en la reducción del hambre reconocidos por la FAO? ¿Qué se puede decir sobre los éxitos que ya cosecha El Petro, la nueva criptodivisa venezolana?
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Falsa dicotomía: Sucede cuando en la declaración, la situación que se discute se reduce a sólo dos extremos posibles, eliminando artificialmente el conjunto de posibilidades intermedias. Ejemplo 1: Si no son nuestros amigos, entonces son nuestros enemigos. Ejemplo 2: Debemos aumentar el precio de la gasolina o recortar el gasto público en educación. Comentario: En ambos casos, se fuerza a elegir entre dos opciones aun cuando es posible encontrar puntos medios. Se omite información crucial que podría llevar a la toma de decisiones diferentes.
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Estadísticas de números pequeños: Se presenta cuando en la declaración se establece una generalización a partir de un conjunto muy reducido de datos estadísticos. Por ejemplo: He hablado con decenas de personas en Venezuela, las cuales confirman que están muriendo de hambre. Por lo tanto, en Venezuela, la gente muere de hambre. Comentario: Un conjunto formado por decenas de personas, elegidos de un modo no especificado, no constituye una muestra representativa capaz de capturar la realidad de un país completo. Por lo tanto, es imposible generalizar que todos los venezolanos pasan hambre. Este hecho advierte sobre los testimonios de los individuos, los cuales, por regla general, tienden a manifestar generalizaciones basadas en estadísticas de pocos datos o incluso de un solo dato (la percepción personal de un individuo).
- Argumento de llamada al pueblo: Tiene lugar cuando una declaración se fundamenta en función del “gran” número de personas que la comparten o sostienen. Ejemplo 1: Todos los noticieros que veo dicen que en Venezuela hay una crisis humanitaria insostenible, además de hambre y miseria generalizadas. Por lo tanto, en Venezuela hay una crisis humanitaria insostenible. Ejemplo 2: La mayoría de los medios de información dicen que AMLO es un peligro para México. Luego, debe ser cierto lo que dicen de él. Ejemplo 3: Casi todos dicen que el Capitalismo es el mejor modelo económico posible, y debe serlo porque no sería posible que tantos estuvieran equivocados. Ejemplo 4: ¿Y por qué dices eso? Porque todo el mundo lo dice. Comentario: En todos los casos, subyace la idea de que la razón está en la mayoría sólo por el supuesto de que sería imposible (o extremadamente difícil) que tantos estuvieran equivocados. Sin embargo, se trata de un error. La verdad (o la falsedad) de la declaración no guarda ninguna relación con el número de personas que la crean. Para entenderlo mejor, pueden elaborarse contraejemplos: Y si todos se tiran al pozo, ¿entonces tú también? O bien, recurrir a la historia: En el medievo, la mayoría creía que las enfermedades eran producidas por demonios y espíritus malignos. ¿Estaban en lo correcto? La realidad es que las mayorías pueden estar equivocadas y de hecho, se equivocan.
Con este arsenal, le será más fácil descubrir los engaños. No obstante, no se confíe. Aún necesitará reforzar su pensamiento crítico para enfrentar con éxito los ardides y las estrategias manipuladoras, las cuales pueden ser realmente difíciles de detectar sobre todo cuando ya han sido interiorizadas por los individuos. Cuando participe en una discusión, procure escuchar o leer atentamente lo que le dicen. Si algo le resulta desconocido, no se apresure a sacar conclusiones; infórmese primero en distintas fuentes de modo que pueda conocer diferentes puntos vista sobre un mismo hecho. Si la información admite ser cuantificada, preste atención a los datos numéricos. Ahora que conoce las falacias más comunes, sólo fomente debates genuinos compuestos de argumentos serios. Entonces preste atención a cada uno. Analícelo de modo que pueda encontrar más de una explicación posible para la situación objeto del debate. Si hubiera más de una posibilidad, contemple todas; no sería correcto excluir ninguna. Luego, plantee hipótesis explicativas de forma tal que pueda desecharlas con facilidad cuando haya descubierto su falsedad. Procure además estructurarlas de modo que puedan ser sometidas a una verificación objetiva. Si lo que usted o alguien más propusiera fuera indemostrable, resultaría de poca utilidad práctica en el camino de la búsqueda de la verdad.
Finalmente, haga ejercicios periódicos para evaluar la salud de su sentido crítico. Por ejemplo, pregúntese: ¿hay alguna frase que resuene en mi mente con insistencia?, ¿creo que los sistemas socialistas son malos pero realmente no sé por qué?, ¿pienso que AMLO es un peligro para México, mas soy incapaz de exponer las razones de por qué es así?, ¿creo firmemente que Vladimir Putin es un dictador, aunque no tengo ninguna prueba de que lo sea, ni puedo enumerar razones verificables para sustentarlo?, ¿en mis argumentaciones, incluyo falacias? Si encuentra respuestas afirmativas a estas preguntas y a otras similares que usted mismo se formule, entonces sabrá que su mente ha sido infectada por el virus de la verdad moderna. Pero no se preocupe, estas herramientas le ayudaran a eliminarlo completamente.
Ante el panorama desalentador en el ámbito de la información, sólo el uso activo de nuestro intelecto puede mantener la esperanza de encontrar aquello que llamamos verdad. Es posible; depende de nosotros el renunciar a la pereza mental y otros malos hábitos para descubrir la libertad que subyace tras un pensamiento libre de ataduras.
P.S.
Para poner en práctica la detección de argumentos engañosos, puede resultarle útil leer la sección de comentarios del artículo Venezuela antes y después de Chávez; la amenaza de que México se convierta en otra Venezuela.
Bibliografía
http://www.cne.gov.ve/web/estadisticas/index_resultados_elecciones.php
Sagan, Carl. El mundo y sus demonios. Editorial Planeta, 1998. p. 223.
http://falacias.escepticos.es/index.php/falacia-del-alegato-especial/
Realmente me interesó el artículo y hasta me emocionó que se estén brindando herramientas para el análisis crítico de tantos mensajes manipulatvos que estamos recibiendo de manera tan indiscriminada. Pongamos un alto a el pensamiento pasivo y adquiramos elementos para pensar por nosotros mismos y dejar el servilismo intelectual.
¡Guau!, creo que es un artículo brillante, ideal para ser estudiado en las escuelas o en cualquier tertulia de café, propio para fomentar debates enriquecedores: pone las bases de la discusión, brinda los ejemplos, desmenuza los casos y propone las formas de cuestionar esa realidad que se nos ha pintado como infalible: el blanco es bueno, el negro malo.
El tema de la verdad y de qué es la realidad son los temas que por excelencia arrastramos desde los albores de la humanidad. Lo interesante es que se trata de discusiones vigentes porque no encontramos soluciones satisfactorias. Sin embargo, llevar este tema a un problema concreto del mundo actual, y reflexionar sobre las verdades que nos inculcan y que aceptamos acríticamente sin cuestionar absolutamente nada, abre el abanico de posibilidades: ver la realidad de otro color… Parece que nos estamos convirtiendo en completos autómatas, incluso, hemos aceptado que “pensamos” cuando no lo hacemos en lo absoluto. Creemos que somos críticos pero nos bebemos frases “el socialismo es malo” sin abrir los ojos. Más curioso es que nos creemos intelectuales y racionales porque citamos a CNN (y los otros), creyendo que por eso, contamos con la verdad última de las cosas del mundo, sin preguntarnos por un segundo: ¿y a qué intereses responde esta cadena informativa? De hacerlo, sabríamos que hemos sido estúpidos.
Creo que el artículo es genial. Se presta muchísimo a la amplitud de miras, discusión y debate. Lo compartiré.