Masculinidad

Desde que la estructura de la sociedad me dijo que mi humanidad se correspondía con todos aquellos elementos que se resguardan dentro del concepto “mujer”, me he preguntado con persistencia qué es eso. A lo largo del tiempo, el proceso de autoafirmación propio de cualquier ser humano que, entre tanto, supone preguntarse quién soy, ha sido una de las prácticas más complejas para cualquiera que emprenda la búsqueda de sí mismo. Intentar responder lo esencial es lo que permitirá a la postre establecerse en este mundo con plenitud, empero, no es sencillo. Para empezar, el éxito de la respuesta depende de saber distinguir entre aquello que ha sido impuesto por la cultura en la que se encuentre y lo que usted sabe de sí mismo; es decir, saber diferenciar entre lo que es una imposición del sistema social y el verdadero corazón de su ser.

En la búsqueda de sí mismo, es probable que uno de los primeros pasos sea mirarse en contraposición con el otro. Por ejemplo, si considera que su naturaleza entra (o que fue introducido por la fuerza) dentro del concepto “mujer”, es porque cree que se diferencia del sujeto que fue metido dentro del concepto “hombre”. Por ende, para cuestionarse o afirmarse como verdadero sujeto, tiene que responderse quién es el otro, de la misma forma que ocurriría para cualquier género y lo que considere su otredad.

La primera vez que me pregunté qué era eso de ser mujer, fue cuando identifiqué que aquello que se me decía respecto a quién era yo, es decir, aquellos elementos que adjudican al concepto más allá de la biología, no se correspondía con lo que yo sabía que era. La pregunta se hizo más intensa con el paso del tiempo cuando comprendí que mi interior se parecía más a lo que, curiosamente, decían que era un hombre: fuertemente racional, inconforme, ambicioso, competitivo, inteligente, visionario, crítico, rebelde, contestatario, autónomo, independiente, responsable, frío, valiente, calculador, solitario, inquieto, seguro, decidido, renuente al compromiso amoroso, temeroso del matrimonio o de la unión libre, intelectual, ético, moral, estudioso, desordenado, capaz, tosco, violento, enojón, descuidado, sucio, impaciente, etc. Paralelamente, sin embargo, podía ser profundamente emocional, amorosa, sentimental, generosa, sensible, vulnerable, comprometida, ordenada, delicada y hasta intensamente maternal con todo aquel que en lugar de hablar, ladre, llevándome de calle a algunas madres de humanos. Entonces, ¿quién era yo? Luego, vi que todo aquello que decían que era una mujer, estaba íntimamente presente en casi todos los hombres que puedo decir que conozco. De hecho, mucho de aquello que decían que eran, no lo eran, sino que había una lucha encarnizada por serlo casi como si fueran contra natura, de la misma manera que lo he visto en mujeres, lo que hizo el escenario cada vez más confuso. Lo que ocurría, es que aquellos elementos que están contenidos dentro del concepto “hombre” o “mujer” (por decir lo menos), están traslapados sin posibilidad de distinguirlos con incuestionable claridad.

Desde hace unos siete años (para el caso al que me referiré), hemos sido testigos de una imagen revolucionaria respecto a lo que es el hombre o la masculinidad que no se había visto antes con la potencia de ahora. Corea del Sur, que se destaca en la industria de la música con el género conocido como Kpop, dio un duro golpe a la masculinidad con un grupo de siete jóvenes veinteañeros (Bangtan Sonyeondan o BTS) que no representan en lo absoluto a la hombría occidental; a decir verdad, no sólo podrían rozar la androginia para algunos observadores, sino que, a pesar de ello, para una cantidad inmensa de hombres y mujeres alrededor del mundo son firmemente atractivos. Esto es sumamente interesante porque no se parecen al hombre “profundamente atractivo” que hemos aceptado; en el mismo campo, baste compararlos con los Backstreet Boys o New Kids On The Block; en otro, con Superman, Batman o Aquaman; en otro más, con Brad Pitt, George Clooney o Chris Hemsworth. Cuando uno explora en la vida que BTS hace pública, uno no ve a hombres rudos con vello en pecho y lomo plateado, al contrario, ve hombres sensibles que lloran cuando se sienten tristes o que abrazan ositos de peluche; se quieren entre ellos y se lo dicen, se abrazan o se besan (la frente, por ejemplo) cariñosamente; visten con ropas coloridas y estampados que en occidente son decididamente “femeninos”, no temen decir que su color favorito es el rosado si es el caso, usan maquillaje, sus labios siempre están humectados y coloraditos, al igual que sus chapitas; usan “skin care”, no poseen una musculatura grotesca, son delicados, no son violentos y su aspecto suele ser intensamente virginal pese a estar rondando el tercer piso; no les incomodan los brillos, corazones ni las florecitas y, al mismo tiempo, sí, son hombres a su manera, lo que explica que para millones de mujeres heterosexuales alrededor del mundo sean verdaderamente atractivos sexualmente. ¿Por qué tal cantidad de féminas no dudarían en reproducirse con ellos?, ¿no se supone que la mujer elegiría al hombre de aspecto más fuerte y rudo para asegurar su descendencia y cuidado por instinto biológico? Por el contrario, lo que se observa en este caso es que elegirían a alguien que, en apariencia, se parece mucho a ellas.

BTS es un grupo de música K-Pop formado por siete jóvenes y que surge en Seúl en 2010. Esta agrupación puede retar las preconcepciones de género inculcadas en las personas de culturas distintas a la de su origen. Fuente de la imagen: BTS.

Es posible que lo más significativo de la respuesta sea que BTS borra las líneas de diferencia culturales de la forma en la que es necesario. No es fácil distinguir si son hombres o mujeres en una primera etapa hasta que se presta atención; cuando se lo hace, se ve con claridad que son hombres. No obstante, sus características físicas y de conducta no se alejan sustantivamente de las de una mujer, homosexual o transexual; ni siquiera es claro si son heterosexuales porque difuminan las barreras que nos diferencian culturalmente, demostrando que, si las cosas del mundo no estuvieran falsamente forjadas, salvo algunas necesariamente diferenciables por nuestras particularidades biológicas, nos pareceríamos al grado de hacer difícil la distinción.

Es posible que todos aquellos que se sienten atraídos por estos jóvenes, lo hagan porque no ven amenazada su humanidad sino que, por el contrario, se perciben más como un igual, con las diferencias sólo en el lugar en el que corresponde: en BTS uno ve características de todos los géneros y de todos los sexos en cada uno de sus integrantes, lo que parece más cercano a lo que somos en tanto seres humanos no moldeables, haciendo que su impacto a lo largo del globo para echar por la borda las falsas concepciones de lo que es el género, el sexo o el ser humano, sea excepcional.

Cuando uno ve la violencia o el revanchismo expresado en algunas marchas de mujeres (que no es lo mismo que feminismo como expresé en el Noticiero de la Jornada Veracruz del día 8 de marzo del presente año), lo que uno observa es la reproducción de la masculinidad tóxica que hemos abrazado de manera errónea y convenenciera porque se olvida que el “hombre” o lo “masculino” sólo son constructos sociales: el hombre no es violento o destructor por naturaleza, si no que se lo han enseñado y, algunos de ellos, en efecto, lo han aceptado acríticamente. ¿Por qué no hay marchas protestando sobre esta situación? Los hombres deberían exigir que no se les eduque para ser violentos. ¿Por qué no hay marchas de hombres con pancartas al grito, “¡no somos violentos por naturaleza!” exigiendo que se elimine el estigma social o exigiendo una educación compasiva? No existen estas marchas porque se asume que la violencia está en su naturaleza, es decir, que los hombres violentos lo son porque intrínsecamente lo dictan sus entrañas, empero, eso es tan falso como que la mujer es santa por el dictado de sus genes. Cualquier individuo, sea hombre, mujer, homosexual, transexual o cualquiera que sea su identidad de género puede ser violento o asesino por educación y decisión, no por una esencia trascendental que haga a uno violento y al otro inmaculado: ninguno de nosotros tenemos una sustancia pura o turbia; en tanto humanos, todos somos capaces de brindar los más elevados actos de amor, así como la más despreciable de las crueldades, por lo que a lo que hay que oponerse es a la estructura de la sociedad que nos deforma como sujetos.

Cuando soy testigo de la pluralidad del mundo, no veo a hombres, mujeres, homosexuales, transexuales, pansexuales o cualquier concepto o etiqueta, sino a seres humanos complejos, íntegros, valiosos y autónomos. ¿Cuál es el caso en definir? La definición destruye a todo aquello que por naturaleza está vivo, es complejo y no es estático. La gravedad de definir a los sujetos es que constriñe la amplitud de la posibilidad humana, siendo, por tanto, un crimen que debemos evitar: el ser humano necesita ser y, cuando es auténtico, las barreras de lo establecido desaparecen.

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6 comentarios en «Masculinidad»

  1. Excelente reflexión Mónica!! Recuerdo que en mi juventud surgió un movimiento mundial que declaraba que los hombres se reservaban el derecho a llorar, a ser sensibles, al cuidado de los bebés etc. y como final contundente “el derecho a orinar sentados”
    Felicidades.

  2. Romper las barreras del concepto, de definir, de forzar la naturaleza de los individuos. Es un texto excelente, es retador. Lo estoy compartiendo con amigos y desconocidos.

  3. Extraordinario tu ensayo, apreciada Mon. Cuando platicas de características “femeninas” y “masculinas” conviviendo dentro del individuo, nos recordaste la unidad y lucha de los contrarios del materialismo marxista: la que establece la cohabitación de fuerzas opuestas en las personas, las cosas y los fenómenos. De la pelea constante entre éstas para imponerse una sobre la otra. Sin duda, en todos (hombres y mujeres) hay una perenne batalla entre la emoción y la razón, el amor y el odio, la tranquilidad y la ira, la sutileza y la rudeza, la alegría y la tristeza. Lo que catalogamos de “masculino” es lo “violento” o “activo” y lo que tachamos de “femenino” es lo “pacífico” o “pasivo”, de acuerdo con lo dictado por la superestructura del sistema capitalista. La realidad es que un hombre puede ser delicado, sensible y hasta llorar, y una mujer puede ser ruda, insensible y nunca mostrar lágrimas, sin embargo, la sociedad del Capital objeta lo primero y también lo segundo, de acuerdo con sus “valores”. Sin duda, has tocado un tema muy interesante y complejo, digno de ser debatido en una tertulia. ¡Sería candente! ¡Jajaja! Ah, algo que también debemos comentarte: el tema de la estética andrógina en el mundo de la música está en la palestra desde el deceno de 1970. David Bowie fue uno de los pioneros de ese movimiento en el rock anglosajón y en la década de 1980, el fenómeno fue aún más fuerte: bandas pop como Culture Club, Dead or Alive, Alphaville, The Cure, entre otras, hicieron gala de vocalistas andróginos que fueron muy exitosos en esa época. Ah, y las mujeres se volvían locas por ellos, ¡jajajaja! La androginia de agrupaciones asiáticas actuales como BTS, puede ser más bien un “copycat” del decenio de 1980 debido al éxito que tuvo esa forma de presentar a los artistas durante aquellos años. Podríamos platicar hasta de una estrategia de marketing de las casas discográficas que se ha vuelto cíclica, no obstante, ello da pie para análisis tan valiosos y profundos como el tuyo, y para plantear cuestiones filosóficas muy pertinentes. Una vez más, queridísima Monique, ¡FELICITACIONES! ¡Qué buen artículo! Abrazo fuerte para ti.

  4. Comparto íntegramente todo lo expuesto por la autora Mónica Magaña Jattar con la profundidad y sinceridad que la caracterizan y me adhiero al comentario de Reyna Pulidi Chiunti, yo lloro por afectividad, y orino sentado, por cierto en algunos países del norte de Europa, en lugares públicos, se prohíbe a los hombres orinar parados y esto encaja dentro del análisis del artículo respecto de las distintas culturas y costumbres.

  5. Creo que a muchos les cae mal que la autora haya puesto de ejemplo a la agrupación coreana BTS, pero ella no está hablando de buena o mala música ni del aspecto capitalista o de mercadotecnia que tienen detrás, sino que su imagen androgina-femenina (así la llamaría yo) sí es revolucionaria por el impacto incuantificable mundial que ha tenido en hombres y mujeres de generaciones jóvenes. Me pareció muy sugerente cuando pregunta por qué una cantidad inmensa de mujeres hetero no dudarían en reproducirse con hombres que usan maquillaje y tienen pintados los labios. Esa sola pregunta me parece para un artículo completo. Gran reflexión. Salud !

  6. La idea de la “toxicidad” no debería ser “sexualizada”. No es una cuestión de genitales. Es decir, no es propiamente del hombre. Es comprensible que a los hombres se le relacione con cualidades como agresividad, violencia, ira, etc pues biologicamente es más fuerte que la mujer. Pero hay que entender que las mujeres también expresan agresividad, violencia, ira, etc. Decir que sólo el hombre es culturalmente tóxico es como decir que los pobres son buenos por ser pobres y los ricos son malos por ser ricos, cuando la “maldad” no tiene que ver con las clases sociales. Hay gente adinerada que trabaja y gente pobre que realiza actos de violencia. Un acto de maldad, como matar, es malo independientemente de la clase social, la raza o el sexo de la persona que lo comete. Afeminar a los hombres no es la solución a la “toxicidad”. Eso no arreglará dicho problema.

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