Las redes sociales
Es innegable. Las redes sociales se han erigido como los medios de expresión predilectos de los individuos. Desde frases nimias carentes de contenido hasta ideas profundas que revelan un pensamiento trascendente; toda la gama de matices propia del ideario contemporáneo yace en los servidores de algunas pocas compañías privadas. En este escenario, Twitter y Facebook han irrumpido como agentes capaces de monopolizar las comunicaciones de una porción significativa de la humanidad, la cual cuenta con poco más de 7,000 millones de seres humanos. Y es que según las estadísticas disponibles públicamente, entre ambas empresas alcanzan un padrón cercano a los 2,300 millones de usuarios activos en todo el mundo. Cierto es: hay usuarios de Twitter que también pertenecen a Facebook; otros tienen más de una cuenta en la misma red social; no son las únicas redes de este tipo y algunas cuentan con más usuarios que otras. No obstante, lo que se puede afirmar es que ninguna supera a Facebook, la cual, al momento de escribir estas líneas, acoge a alrededor de 1,900 millones de personas. Incluso sin prestar atención a las minucias, es fácil ver que las cantidades son estratosféricas, ubicándose en los miles de millones.
Tales cifras ayudan a entender el inmenso poder que dichas compañías ostentan. Por un lado, mediante la transferencia a terceros (a cambio de dinero) de los datos privados de sus usuarios, han convertido sus espacios de intercambio social en máquinas publicitarias sin parangón capaces de controlar las acciones de cada individuo a través de la inducción de material publicitario que responde enteramente a sus preferencias personales. Por otro, han adquirido la capacidad de modificar el pensamiento colectivo mediante la manipulación directa de lo que se considera verdadero o falso; la censura y la discriminación de la información contraria a sus intereses son sus herramientas principales. De este modo, lo que se asume como cierto en las redes tiene el potencial de influenciar la opinión de millones. Y, quizá lo más grave, es que se han convertido en agentes de inteligencia implacables; saben lo que usted piensa, dónde está, qué le gusta, quiénes son sus amigos, quiénes son sus amores, cuáles son sus preferencias políticas y religiosas, entre muchos datos más. Sencillamente, lo saben todo y sin el menor esfuerzo, habiendo destruido así el derecho de las personas a la privacidad.
Probablemente, nada de esto sea más evidente que en el ámbito de la política. Actualmente, las recientes medidas adoptadas por Twitter, Google y Facebook en el marco del llamado Trust Project, crearon la justificación ideal para censurar todo aquello que pudiera catalogarse como “noticias falsas”. Los hechos, no obstante, revelaron rápidamente la verdadera intención tras lo que en principio parecía una aspiración legítima. Las noticias falsas no eran otra cosa que un eufemismo para referirse a todas las voces que reflejaban una ideología contraria a los intereses del capitalismo, del gobierno norteamericano y de sus países aliados. Así, cada vez con más frecuencia, se acumulan las historias de censura tanto a pequeña como a gran escala. Medios de información como RT, teleSUR o Hispan TV, todos opuestos a la versión imperialista de la realidad, la han sufrido en diversas escalas, al tiempo que los individuos que manifiestan abiertamente sus posturas políticas contrarias a las del sistema imperante, también.
Pero la censura no es el único mal que aqueja a las redes sociales. Hoy en día, resulta claramente visible que se han transformado en entornos dominados por una violencia excesiva y por una marcada discriminación en contra de los seres humanos que se atreven a pensar diferente. En lo general, se trata de espacios donde lo que se expresa carece de sustento; donde se vierten palabras superficiales, huecas quizá, carentes de contenido trascendente. Espacios donde la masa abrumadora de contenidos acaba por hacer que no se le preste atención a nada y donde todo es efímero.
En este punto, las redes sociales como Twitter y Facebook pueden entenderse como instrumentos disimulados de control masivo, cuyos intereses responden a las necesidades específicas de una minoría privilegiada. Bajo su enfoque, hemos dejado de ser seres humanos para convertimos en una entidad dual: consumidores, por un lado, y productos comerciables, por otro.
La esperanza en nuestras manos
Para hacer frente a esta realidad, debemos comprender que la interpretación de las redes sociales como herramientas potencializadoras de la libertad de expresión no ha dejado de ser vigente. Por ello, a lo que debemos oponernos es al aspecto nocivo acarreado inevitablemente por el monopolio de los medios de expresión popular. Así, para liberarnos de la atadura generada por una falta de opciones reales, hemos de fomentar la creación de nuevos espacios de expresión con valores sociales claramente definidos.
Partiendo de tal necesidad, Politica ConCiencia se ha esforzado en poner a su disposición una red social concebida como un espacio dedicado al intercambio de las ideas mediante el establecimiento de formas de comunicación respetuosas y constructivas entre los individuos. En este ambiente, se busca favorecer una auténtica libertad de expresión, al tiempo que se fomenta la calidad del contenido y se resalta el aspecto ético de las relaciones humanas.
Nuestra red social
Desde un punto de vista técnico, la Red social de Política ConCiencia se cimienta en la plataforma de software libre Mastodon. Al ser libre, resulta posible tanto modificar su código fuente para adaptarlo a las necesidades de los usuarios, como revisarlo para cerciorarse de que ninguna actividad sospechosa tenga lugar a nuestras espaldas. Esta característica esencial es la que posibilita la recuperación del control sobre las herramientas con las que nos desenvolvemos diariamente.
Ahora bien, por la naturaleza de las opciones predominantes, estamos acostumbrados a trabajar con redes sociales centralizadas; es decir, con aquellas en las que el entorno donde tiene lugar la interacción social está alojado en un conjunto de servidores (computadoras con características especiales que ejecutan el software de la red social) que responden a un sólo nombre. Por ejemplo, al hablar de Twitter, no nos preocupamos por saber a qué servidor nos conectamos. Simplemente “entramos” a Twitter, un centro en el que todos nuestros conocidos convergen.
Mastodon, además de un software, es también una red social. No obstante, a diferencia de Twitter o Facebook, no es centralizada. Ello significa que su existencia depende del funcionamiento de múltiples servidores independientes que se enlazan entre sí para compartir información. Cada uno de estos servidores recibe el nombre de instancia y el conjunto de instancias se denomina federación.
Además, la federación Mastodon pertenece a un conjunto aún mayor de servidores que alojan distintos tipos de redes sociales que se basan en el protocolo ActivityPub, tal es el caso de de Friendica (semejante a Facebook), Pixelfed (semejanta a Instagram) o PeerTube (semejante a YouTube), entre otras. Este conjunto de redes sociales basadas en software libre y que son capaces de comunicarse entre ellas se conoce con el nombre de Fediverso. Así, una persona con una cuenta de Mastodon, puede ver lo que publica la gente en otras redes sociales como Pixelfed o PeerTube, a diferencia de las redes sociales privativas que son cerradas y no se comunican con ningún otro tipo de red social.
Cada instancia aloja a un padrón de suscriptores, tiene un nombre propio, sus propias reglas de convivencia y sus propios intereses o temáticas. De este modo, no existe una centralización de los suscriptores o de los contenidos. En su lugar, existen entornos sociales diferenciados capaces de comunicarse entre sí. Entonces, al hablar de la red social Mastodon, hacemos referencia a la federación de instancias; al hablar de una instancia, hacemos alusión a un entorno de discusión que responde a un nombre específico y que aloja a un grupo de usuarios, de modo que opera como una red social en sí misma.
Para ilustrar las diferencias entre ambos tipos de redes sociales, conviene pensar en lo que ocurriría cuando algo saliera mal. Suponga que cierto día, Twitter tuviera que apagar la totalidad de sus servicios por razones técnicas. En esa situación,todos sus usuarios quedarían sin acceso a la red social durante el tiempo que durara la falla. En cambio, en una red social descentralizada como Mastodon, no podría ocurrir nada semejante. El escenario más parecido tendría lugar cuando una instancia experimentara problemas técnicos. En ese caso, sólo los usuarios que pertenecieran a ella quedarían sin servicio. No obstante, el resto de las instancias permanecerían operativas, de modo que la red social Mastodon continuaría funcionando. Incluso si una instancia cesara sus operaciones para siempre, la federación continuaría existiendo.
La red social de Política ConCiencia es una instancia que responde al nombre de social.politicaconciencia.org. A a su vez, pertenece a la red social Mastodon. En lo esencial, los temas tratados en social.politicaconciencia.org versan sobre aspectos relativos a la política, la ciencia y la cultura. Sin embargo, cualquier tema de interés público o general es bienvenido. Aquí, encontrará un ambiente propicio para expresarse sin temor a la censura por su postura política, sus convicciones o sus creencias.
Para garantizar un medio armonioso centrado en la ética de las relaciones humanas, nuestra red social se apega al cumplimiento de un Código de conducta, el cual, a manera de anticipo, debe saber que busca garantizar la libre expresión en el marco del respeto al derecho de los seres humanos a salvaguardar su dignidad e integridad psicológica y emocional.
Nuestra red social opera en servidores propios, de modo que puede confiar en que es completamente independiente de empresas como Google, Amazon, Microsoft o semejantes. Asimismo, debe saber que sus datos personales nunca, por ningún motivo y bajo ninguna circunstancia, serán transferidos o vendidos a terceros (consulte los Términos del servicio). Se trata de una red social con un profundo compromiso social, concebida por ciudadanos como usted, para el beneficio colectivo.
Nuestro financiamiento
Mantener los servicios de la red social funcionando las 24 horas del día, los 365 días del año, requiere de un trabajo arduo, además de una fuente constante de ingresos económicos. Puesto que no comerciamos con la información personal de los usuarios ni tampoco incluimos publicidad, dependemos de los donativos que se efectúen a través de los medios contemplados en la sección de Donativos.
Tome en cuenta que con su donación, aumenta la probabilidad de que esta instancia, su hogar en la red social Mastdon, siga existiendo en el futuro y contribuye a diversificar los medios alternativos que buscan garantizar la libertad de expresión de los individuos.
¿Me sentiré bien en esta red social?
En principio, depende. Si busca un lugar para expresarse donde se favorezca un diálogo respetuoso y fundamentado, donde se privilegie la calidad del contenido por encima de la cantidad y donde se le respete como ser humano; si piensa que las redes sociales como Twitter o Facebook están plagadas de violencia, así como de una cantidad abrumadora de contenidos que impide prestar atención a lo importante; si está dispuesto a observar un código de conducta que garantice la existencia de un ambiente armonioso entre los miembros de la comunidad; si se siente cómodo al aprender cosas nuevas; si entiende el valor de su privacidad y está dispuesto a defenderla; si no desea ser esclavo de su red social; la respuesta es sí, muy probablemente se sentirá como en casa. Con todo, conviene que preste atención a algunas consideraciones adicionales.
Las redes sociales como Twitter son vertiginosas y adictivas. La presencia de millones de usuarios y la consecuente formación de subgrupos definidos en función de intereses comunes, hace que la afluencia de contenidos tenga lugar con una rapidez extraordinaria. El flujo veloz de la información, las respuestas rápidas -casi reactivas- de los individuos y la presencia de publicidad, generan un clima de alerta permanente en el que las descargas de adrenalina terminan por inducir estados anímicos similares a los generados por las adicciones. En este contexto, un usuario puede pasar horas o incluso días revisando su línea de tiempo sin terminar jamás; estará inmerso en una actividad sinfín, adictiva, en la que siempre se hallará ocupado consumiendo el material compartido por otros, aunque sin llegar a profundizar en nada. Y sin embargo, se trata justamente del modo de vida aceptado por la sociedad.
Si usted viene a nuestra red social desde un ambiente como el descrito, debe saber que podría experimentar un contraste muy marcado y quizá desconcertante, en cuyo caso necesitará de un periodo de adaptación; o quizá de un auténtico tiempo para desintoxicarse. Una de las primeras cosas que notará es que el flujo de información es más lento y que todo marcha mucho más despacio. De hecho, en ocasiones pudiera parecerle que no hay nadie más allí, lo cual se debe a la presencia de un número mucho menor de usuarios y al hecho de que se privilegia la calidad de lo que se publica por encima de la cantidad o la rapidez con la que se haga. Así, con el tiempo, se dará cuenta de que la actividad existe; que la gente publica y comparte. Notará que se interesa más por las publicaciones y que tiene tiempo para leerlas, ya que no se enfrentará a una sucesión desenfrenada de nuevas publicaciones e interacciones. Asimismo, verá que lo que comparta será recibido y comentado por la comunidad; en otras palabras, se hará consciente de que su presencia en la red social tiene un valor, lo que contribuirá a afianzar el sentido de pertenencia a un entorno social en el que es correspondido. Por último, se percatará de que no necesita invertir grandes periodos de tiempo para informarse e interactuar con los demás. Tras un lapso razonable, usted alcanzará el final de su línea de tiempo, sentirá que ha aprendido cosas nuevas o que pasó un momento agradable y podrá continuar con otras actividades de su vida; no será esclavo de la red social.
De igual modo, no debe sentirse presionado a dejar sus otras redes sociales para invertir en ésta todo su tiempo. En la práctica, no se trata de sustituir una cosa por otra, sino de probar nuevas opciones y de complementar lo que se tiene; la Red Social de Política ConCiencia es una alternativa, a la vez que un complemento, para todos aquellos que lo encuentren útil. Por ejemplo, un porción importante de personas experimenta reticencia a cambiar su entorno de expresión por el temor de perder a sus seguidores. No obstante, no tiene por qué suceder; en efecto, puede hacer acto de presencia en diversas redes sociales e incluso invitar a sus seguidores a integrarse a una nueva. En este sentido, la libertad también se manifiesta en nuestra disposición para diversificar nuestras elecciones.
Finalmente, recuerde que la decisión de inscribirse a esta red social no es irreversible. Si después de probarla no se siente cómodo, puede cancelar su cuenta y continuar desenvolviéndose en su entorno predilecto. Sin embargo, si se siente bien, también podrá enriquecerla a través de la información que comparta e invitando a más personas a participar en ella.
¿Cómo acceder a la Red social de Política ConCiencia?
Para ser miembro de la red social, primero debe registrarse. No obstante, tome en cuenta que la recepción de solicitudes se realiza de forma escalonada; es decir, por etapas. En la primera, se espera recibir hasta un máximo de 1000 solicitudes. Luego, la apertura de los periodos de registro dependerá de la demanda y otras consideraciones según se explica en los Términos del servicio.
Para registrarse, primero cerciórese de que el idioma predeterminado de su navegador sea el español. Luego, diríjase a: https://social.politicaconciencia.org/about
Únicamente necesita elegir un nombre de usuario y aportar una dirección de correo que sea funcional, ya que a través de ella recibirá los datos para confirmar su registro, además de otras notificaciones posteriores. Recuerde que no necesita proporcionar su nombre real ni ningún otro dato personal.
¿Cómo usar la Red social de Política ConCiencia?
Nuestra red social, al igual que las otras instancias de la red social Mastodon, sigue un principio de funcionamiento que es muy similar al usado en Twitter. No obstante, no debe esperar una correspondencia punto a punto. En su lugar, conviene que la vea como un ambiente nuevo con sus características propias y no enfocarla como una réplica de las redes que ya conoce.
En lo general, social.politicaconciencia.org es una plataforma de microblogueo (microbloggin) en la que cada usuario está facultado para efectuar publicaciones breves de hasta 750 caracteres (desde la interfaz web; 500 desde algunas aplicaciones para dispositivos móviles), las cuales pueden acompañarse de material audiovisual (fotografías, audios, videos o gifs animados). Cuando dichas publicaciones no son privadas, se incluyen como una entrada en el microblog del usuario que las publica. A su vez, cada entrada o publicación puede ser comentada por otros usuarios, lo que da lugar a una interacción directa entre los distintos miembros de la red social.
Cada usuario puede decidir el carácter de su publicación, eligiendo si es de índole privada o pública. Cuando elija esta última, lo que escriba será visible para cualquiera desde la página de su microblog. Por el contrario, si decide efectuar una publicación privada, sólo será accesible para sus seguidores dentro de la red social. El microblog de cualquier usuario puede consultarse añadiendo su nombre de usuario a la dirección de la red social. Por ejemplo, si su nombre es @usuario, su microblog se hallará en https://social.politicaconciencia.org/@usuario
Encontrará una descripción más detallada sobre el uso de la red social en la sección ¿Cómo usarla? Le invitamos a consultarla.
Comentarios adicionales
Tome en cuenta que el resguardo de su privacidad también depende de sus hábitos. Si bien la Red social de Política ConCiencia es un entorno seguro, seguirá siendo su responsabilidad el decidir si su cuenta es pública o privada, así como el determinar el carácter público o privado de sus publicaciones. Asimismo, dependerá de usted elegir con quién comparte su información y cómo cuida sus credenciales (usuario y contraseña) de acceso a la plataforma.
Nota: Por favor, cuando investigue en los buscadores sobre la red social Mastodon, cuide de no confundirse con el grupo musical del mismo nombre.